El francés se puso en el centro del ruedo y dejó un quite por chicuelinas para recibir al primero de la tarde. Dejó dos tandas al natural de calado pero no fue a más, pinchó y fue silenciado. Ante el cuarto, Sebastián Castella fue todo entrega pero le faltó motor al de Cuvillo. Mató de entera y recogió la ovación de Valencia.

José María Manzanares volvía a Valencia tras su triunfo en la pasada Feria de Julio. El jabonero de Cuvillo fue manejable pero se entregó más por el pitón derecho. Cuando encontró los terrenos que menos molestara el viento, por ahí vinieron las tandas de mayor calado y recorrido. La estocada fue fulminante y cortó la primera oreja de la tarde. La faena del quinto fue faena de menos a más. Conforme avanzaba, tanto el astado como el alicantino se vinieron arriba, entraron en comunión y de no ser por el fallo a espadas, hubiera cortado otro apéndice.

Valencia y Roca Rey tienen una química especial. En esta plaza, en una novillada sin caballos, empezó a sonar su nombre y año tras año revoluciona la feria. Dejó su carta de presentación con un quite de ceñidas chicuelinas al segundo. El tercero fue devuelto y corrió turno con el reseñado como sexto. Duelo en quites entre Castella por tafalleras y respuesta del peruano por gaoneras con remate al natural. El inicio de faena de rodillas y cambio de mano ya levantó al público de los asientos, no sería la única vez. Entregado, fresco de ideas, innovador y exprimiendo al máximo al bravo de Cuvillo que a pesar de la exigencia de Roca Rey, le aguantó hasta el final. Después del toreo en redondo, pases por la espalda y dominarlo totalmente, cerró con ajustadas bernadinas. Estocada hasta la bola y dos orejas. Ante el sexto inválido poco pudo hacer.